Nuestro amigo Rafael Becerra, perteneciente a una larga saga de cazadores y rehaleros, tiene el detalle de compartir con nosotros una foto y una historia que se remonta a casi cuarenta años. Antonio Becerra, el padre de Rafael, además de ser una de las mejores escopetas de Córdoba, tenía en aquellos tiempos una muy buena rehala. Su vinculación con la propiedad de La Armenta era estrecha y no había palmo de terreno que no hubiera pisado. Tanto es así que en aquellos tiempo, aún no estaba cerrada la finca, había una era que se la conocía como Era Becerra. Su rehala era una fija en las monterías de La Armenta y a mitad de los años 70, Antonio mató allí un tremendo marrano. Tal era su tamaño de cuerpo y defensas que le dieron una vuelta a Cerro Muriano para que los vecinos lo vieran.
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