Un ratito en El Gorgojil había preparado Montesa a modo de postre de esta suculenta y sabrosa temporada de 2010-2011. Se preveía un buen día de campo con los amigos disfrutando de las carreras de las reses, viendo la mancha que se echará a venados la próxima temporada...y poco más. Era impensable repetir el campanazo del pasado año y ni siquiera acercarse parecía probable.
Y la sierra, una vez más, volvió a darnos una lección rompiéndo la mayoría de pronósticos que no superaban la docena y media de marranos en la mancha para ver, al final de la jornada, tumbados sobre el cemento casi cuarenta marranos y un buen muflón abatidos entre treinta y pocas escopetas. Entre los cerdosos, tres o cuatro machos con buen trofeo. Satisfacción general por tanto.
A mi me cupo en suerte, en buena suerte, el 1 de la cuerda. Un puntalete en la boca del barranco que dominaba casi toda la montería. Más fortuna todavía tuve en la collera con quien lo compartía, "El rubio de Andújar", Nono, con quien pasé una mañana de auténtico lujo.
Nada más ponernos, empezamos a ver los cordones de reses saliéndose de la mancha. Pelotas de hasta 20 venados juntos, gamos, muflones... se quitaban de en medio con el trasiego de los coches por los carriles.
Entretenidos con tanto "tráfico" estábamos Nono, el secretario y yo cuando un marranete de pequeño tamaño tiene el descaro de descolgarse por los limpios de la solana a una distancia Kilométrica. Un par de tiros de cada uno no sujetan al bicho que ya iba por Marmolejo pero en el último hace un extraño que nos hace dudar. La postura de más abajo despacha el lance y al preguntar en la comida nos dice que iba entero disipando nuestras dudas. Amén.
Continua la mañana y tras una cierva, zorreándose, se escurre otro marrano que adivino de reojo. lo aguantamos y se nos mete en la misma postura. Al unísono hacemos Tacatínnn y el cochinete panza arriba que nos alegra la mañana.
Tiempo para el taco: Decostrucción de patata y frutos de corral en baja temperatura, fantasía de bechamel, esencia de ibèrico a la brisa mediterránea y corazón caprino a los ocho meses podría haber titulado el menú cualquier artista de la cocina creativa. En cristiano, media torilla de papas, 6 croquetas 6, sobrasada de Gandía y queso de obeja regado con Pago de los Capellanes en copa de cristal nos hizo sentirnos en la gloria en aquel marco. Antonio, el secretario, que también participó en el aperitivo...encantado. Natural.
Fue él quien nos cantó el tercer marrano que se nos ponía a tiro y que Nono me cedió generoso para que lo tirara. Enganchado desde el primer tiro, el animal vendió cara su vida y tuvimos que emplearnos a fondo para quedarnos con él. Alegría sincera por parte de los dos..., abrazo,... más vino, ...risas. De categoría, vaya.
Quedaba lo mejor. Los perros de Cantarero, ya casi rematando, levantan un un buen muflón. El animal a la carrera, faldeando y de piedra en piedra granítica tan característica de la zona se pone a unos 80 metros con un podenco muy de cerca. Nono le corre la mano y en el aire le hace un tiro precioso que deja al muflón como un trapo. Espectacular, oiga. El trofeo, ya de cerca, era algo más fino de la cuenta aunque de muy buena factura.
Una buena y bien servida comida de Casa Lucas, con mejores entrantes que salientes, sirvió para despedirnos hasta la próxima temporada de muchos amigos y para charlar con ellos de lo mucho que ha dado de sí esta temporada y de lo que puede dar la siguiente.
Más tarde, unas fotillos.