En tierras de Montoro se encuentra esta finca de 2200 hectáreas, que tiene en su parte más alta una zona llana de rico encinar y alcornoque y en la parte Sur la orografía se quiebra formando barrancos que buscan el embalse Martín Gonzalo al tiempo que también cambia la cobertura vegetal aumentando la presencia de pinos y monte bajo salpicado con chaparros y encina de menor porte. La nómina de linderos es amplia y sonora: Las Lagunillas, Españares, Los Patalos, La Onza de Gil, El Barco, Arroyo Molino y Chiveras Bajas son las vecinas de la mítica Onza Grande.
Una finca con solera como pocas y con dilatada historia en el panorama montero. Baste decir que lleva seis generaciones en manos de la familia propietaria desde que en 1860 se hicieron con ella. Las historias y anécdotas vinculadas a la finca son numerosas pero la más interesante es la relativa al nombre de la propia finca:
En el siglo XVIII, había un camino que atravesaba la sierra de Norte a Sur y que constituía el paso más importante entre Montoro y Cardeña. En aquellos tiempos los bandoleros campaban a sus anchas por la zona y exigían el pago de dinero a los viajeros a cambio de garantizarles un trayecto tranquilo. Tanto llegaron a perfeccionar tal "peaje" que había una piedra con una hendidura profunda donde las caravanas debían depositar una onza de oro, bajo la discreta mirada de los bandoleros escondidos, si no querían ser asaltados. Esa piedra, que aún se conserva en la parte que se separó de la finca matriz, estaba coronada con una cruz que fue expoliada durante la guerra civil y restaurada después de la contienda por los actuales propietarios y ha sido mencionada en varios tratados y publicaciones.
Mucho más antiguos son los restos de una torre vigía árabe situada en un puntal de la mancha desde la que se domina buena parte del valle del Guadalquivir. El nombre que tomó el cerro en el que se situan las ruinas es "La solana del moro".
Pero si sugerente es la historia de La Onza no lo es menos su montería. Ha estado unos años fuera del circuito comercial porque en los último
as temporadas la propiedad la ha gestionado directamente pero con anterioridad ha figurado en los programas de más nivel del momento.
Enfocada tradicionalmente al venado y al jabalí, en los últimos diez años ha aparecido y crecido el gamo en La Onza habiendo una población nada desdeñable y con algunas palas de mucho interés. La media venados suele ser bonita y con algunos venados notables y quién sabe si alguna sorpresa. Con los marranos, el que se atreva, que haga apuestas.
Debe ser una montería muy bonita y desde Toros y Caza deseamos que sea exitosa. Más si cabe por el cariño que le tenemos a la familia Fernández Arroyo Medina.
5 comentarios:
preciosa finca y estupenda familia los dueños. Yo la montee hace ...quince años o asi y maté tres venados en las cercas. con Chamocho creo.
Peregrino.
Magnífica previa Paco. Esperemos que la montería esté al nivel de tu crónica. A ver si el tiempo nos deja.
Muy curiosa la historia del nombre de la finca. Tendremos q buscar la piedra y mandar la fotografía para cerrar la crónica de la montería.
Un saludo a todos y suerte a los que monteáis.
A.G.Jr.
Sería interesante saber quién la monteo el año pasado y el resultado.... No?
El 8/XI/1980 me hice Novio en La Onza con un Cochino. Fui con mi padre invitado por D. Joaquin Ramirez Saenz, dueño de Alagunilla o Santa Teresa. Y me acuerdo como si fuera ayer....
Ademas con la Propiedad de La Onza, tuvimos la fotuna de compartir inolvidables jornadas cinegeticas en los Ojeos de Perdices que daban por invitacion D. Pedro Lozano y Doña Maria Luisa en Espeluy.
Publicar un comentario