Ya empecé a sentirlo tomando café en Hotel el Soto a primera hora de la mañana. Y es que hay monterías especiales que crean en uno algo diferente. Una especie de presión o un sentimiento de necesidad de "rentabilizar" la postura. Tampoco ayudó dormir mal la noche anterior. El caso es que en el 7 de la Traviesa de La Loma no encontrábamos acomodo mi hermano y yo. Cuando encaraba el arma para trazar un viaje imaginario de las reses, siempre había la copa de un pino que me estorbaba o un rejonazo de sol inoportuno.
Un tarameo por la espalda venía acompañado de un marrano con buenas hechuras y tranco irregular. Lo rematé y, efectivamente, venía pinchado del puesto número 8. El cochino era suyo pero la confianza del lance me la quedé toda para mi.
A pesar de la ubicación del puesto, en el corazón de la mancha, no dieron la cara muchas reses. Pasó una hora y media sin apenas ver un cuerno y ya pensaba que estábamos en la cañada equivocada cuando un venado bonito y bien formado se descolgaba paralelo a la caja seca del arroyo acompañado en su galope por una cierva y alguna res más por detrás. La preciosa carrera del animal y la intuición de que no entraría nada mejor mehizo echarle la cruz del visor encima y ¡tacatiiiinnnnnn! ...culminar un precioso lance que tumbó el animal en una espectacular caida. La jugada no terminó ahí porque un venado algo mejor, con el ruido de las detonaciones, se presentó a galope fuerte pero franco en el testero que dominábamos. Tres tiros mal pegados de Julio y algún improperio que no puedo reproducir fueron el resultado de la segunda parte del lance mientras el venado continuaba intacto su huida en dirección al cierre del rio.
Esa media hora de intensidad la remató una pelota de muflones del que Julio seleccionó bien el mejor del lote. Uno bueno, sin estridencias, que quedaba perfecto en la segunda fila del espléndido tapete de roscas cobradas.
Como imaginábamos, los muflones asumieron el protagonismo frente a los venados. Lo veníamos hablando en la semana anterior y el personal supo seleccionar muy bien entre las especies a cazar y, dentro de elllas, los ejemplares abatidos. Un síntoma de madurez cambiar el plan previsto.
Se presentaron en el cemento 42 muflones, 28 venados y 9 jabalíes además de 15 muflones y 9 ciervas. La media de los muflones fue sensacional y había una docena larga muy buenos (evito las predicciones de medallas porque no me apaño muy bien esos bichos). Los venados, como se preveía, han acusado el mal año de lluvias y han dado un pequeño paso atrás en la calidad de los trofeos. Aún así, la media era de muy buen nivel (todos venados de 13 y 14 puntas bien hechos) y destacaban por encima tres o cuatro que merece la pena medir.
Buena montería, igual ambiente y satisfacción generalizada en de Montesa que ya coje velocidad de crucero esta temporada. En dos semanas Las Tapias y La Onza. Para estar ya soñando con ese fin de semana.
En breve un par de galerñias de fotos de las de cinco estrellas.
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