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miércoles, 14 de enero de 2009

Un relato sobre el puesto de vuestra vida.

Un amigo, después de leer la entrada sobre "El puesto de vuestra vida" me envía un relato muy bonito de un gran día de caza. Lo conoceis casi todos. A ver si adivinais quién es y cuál es la finca en la que sucede todo. Es un texto un poco largo pero merece la pena: Año 2006. La Carolina. Ante la expectación del día y de la finca, le pido a Popi que me deje su herramienta, pues yo no tengo visor y en estas fincas de 1ª no quiero lamentar desolaciones, ni achacar errores a toro pasado. El puesto que me adjudicaron estaba en una armada de cierre, y para llegar a él casi nos quedamos sin coches. Recuerdo que el Land Rover que iba delante patino en varias cuestas y se quedó en la última antes de llegar a mi puesto. Pues precisamente subiendo esa cuesta, en un descansillo estaba la postura ... en el mismo carril de ascenso y pegado literalmente a la malla. La malla estaba cosida y era imposible que se pudiese salir una res, incluso los marranos ... y justo tenia como tiradero un cerrillo a derecha e izquierda y muy largo quedaba un arroyo con adelfas con muy buena pinta pero larguísimo y sin ángulo. Le pregunté al postor, que como la postura anterior estaba en un sitio similar y la que iba a continuación también, que si podía mejorarme escurriéndome un poquito en el cerrete de la izquierda y así dominar un “pechete” enfrente (el de mi cerrete de la derecha) y ver mejor el “arroyete” que era el que tenía alguna posibilidad para los guarros. Como la respuesta fue afirmativa, allí estaba yo cargando el rifle y cogiendole los puntos a la postura cuando veo por el rabillo del ojo un marrano grande, negro, con los belfos canosos, por el arroyo casi tapándose con las adelfas, Pom¡¡¡, tiro que acusa desapareciendo en el arroyo. Bueno pues por ahí andará. Creo que va bien enganchado. Sueltan los perros y al instante se escucha tirar al vecino, “chiiii pin”, “chiiii pin”, “chiiii pin”, y cuando chifla la ultima bala detrás de mí me preparo, y espero a que salga por el arroyo. Cuando sale me lío con él y se queda hecho un trapo en mi segundo tiro. Siento mas tiros a mi espalda, (pienso para mí ... venga falla el ultimo que ya lo tengo otra vez aquí ... )me preparo y cuando miro a mis espaldas me aparecen tres primalones con su trote cochinero ... asesino sin misericordia a el mas grandecillo, pero me da tanto remordimiento asesinar a los hermanos que los dejo que se pierdan entre el monte. Pasan las rehalas y entra algún venado que no me “gusta”, pues el dueño había dado cochinos y un venado que nos “gustase” aunque advirtió que no los había ese año. Así que se perdió con los dos cerditos anteriores. Mi hermano que tenía mi rifle en las manos me miraba con cara de desesperación ... tranquilo, si tienen que entrar más. Cuando vuelcan los perros nuestro “pechete enfrente” siento jaleo y meneo ... permanezco pendiente y vuelcan dos marranos grandísimos uno detrás del otro y a los pocos pasos de aparecer, se paran a escuchar. Tengo al primero apuntado pues me parece más grande. Están lejos. Aguanto un poco haber que hacen ... echan a andar de nuevo, cogiendo dirección al arroyo. Los espero al cruzarse ¡pom¡, el primer marrano se queda en el tiro, cerrojazo y me voy con el segundo, pero ha pegado el tornillazo por sus mismos pasos y no me fío de echarle esa bala ya en el viso. Me avisa mi hermano que el marrano se levanta y tengo que correr ya que lo han cogido dos perros que venían por los rastros y lo tienen sujeto. Lo remato a cuchillo después de pasar bastantes apuros. Subo a la postura, entregado, fatigado, sudando ... le digo a mi hermano que lo que entre a partir de ahora lo tira él ... en esas y veo otro por el arroyo ... se para un segundo y es tiempo más que suficiente para que mi hermano le pegue un balazo que lo deja frito con las patas para arriba y chillando .... joe. Escuchamos como vienen los perros de vuelta y al pasar por el arroyo oigo el agarre ... corre el perrero y yo me voy tras él, sin duda es el marrano de primera hora ... pero me voy desilusionando al oír como chilla mientras me aproximo ... ¡otra marrana!. Le ayudo al perrero a sacarla y observo como el tiro le ha destrozado toda la jeta, anda que si fuese un macho ... Me subo otra vez a la postura, con la sonrisa de oreja a oreja (pienso: ¡ya veras cuando lo cuente¡), charlando con mi hermano del lance siento detrás del “pechete enfrente”, tirar hacia mí, otro tiro, otro ....... y el de desesperación en el corono: ¡prepárate Javi que ya esta aquí! .... y aparece un marrano totalmente canoso, grande, cerro abajo ... no le da tiempo a mi hermano a coger el rifle pues ya le he soltado un balazo al cruzar un claro y le segundo otro esperándolo en el mismo vallejo ... y el marrano que se pierde .... No puede ser ... ¡será posible! ... no me lo creo, pasan dos o tres perros por allí pero nada ... decido ir a ver el tiro cuando oigo las caracolas anunciando la recogida, salto el vallejo voy al tiro y no veo nada, cuando bajo veo una gota de sangre en una piedra y empiezo a seguir el rastro hasta que doy con él dentro de un lentisco .... no me lo podía creer. Ya en el carril, cuando llegó el postor, me miraba con cara de asombro como le iba diciendo: - ve usted aquel papelillo blanco ... sí ... marrano. - pues así, hasta seis¡¡ Se mataron nueve en toda la montería

2 comentarios:

goedi dijo...

puede tratrarse de Santi Villar

por lo de pedirle el rifle a Popi ya que el no tiene visor

bueno un abrazo nos Santi no veas como escribes.

nos vemos el Domingo .

Diego C Jr

Picatoste dijo...

Pues si, Santi , según creo, tiene un diario de caza que me encantaría leer.
Compruebo que muchos parroquianos tiene talento para las letras. ¡Mira que si en poco tiempo tengo que recomendar algun libro escrito por uno de ellos!