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jueves, 1 de septiembre de 2011

Recuerdos de juventud

Había cuajado Manzanares a "Volandero", de Benjumea. Un toro negrito, tocadito de pitones, un poco enfadado con sus hermanos de lote en cuanto a las hechuras y que le sirvió a Manzanares para realizar una faena preciosa,... perfecta. Más aún, fue la enésima demostración esta temporada de que es él el elegido para llevar el cetro del toreo más pronto que tarde.
Y estaba rematando su apoteósica vuelta al ruedo cuando José María Manzanares, padre, arrojó su chaqueta a los pies de su hijo triunfador quien recogió la prenda y se fundió en un emotivo abrazo con su padre y con la barrera de la plaza de toros de Linares por medio.
Tan torero gesto del padre me puso en un segundo en el año 96 cuando Manzanares (entonces no había que distinguir) conquistó su cuarto Trofeo Manolete ("uno para cada uno de mis hijos", llegó a decir) por un faenón a un toro de Atanasio Fernández.
Salió aquel toro charro como salían los "atanasios". A su aire, distraidos, que parece que no pero al final sí. Y en un trateo de menos a muy más, Manzanares, vestido de azúl y oro aquel 29 de Agosto, empezó a sobar a su oponente. A ir ganando profundidad en cada serie y a darle altura a su trasteo conforme avanzaba hasta terminar con dos tandas de naturales, de uno en uno y ya sin música, de lo más bello y torero que haya visto yo en mi vida.
El público esperó con paciencia el nudo y el desenlace de la faena para romperse en una evidente complicidad con el maestro de Alicante y terminó escuchando Manzanares palmas a compás por bulerías. Fue la leche. De esas faenas que no se analizan, se sienten. De esas faenas que te conmueven por dentro y hasta te dejan cara de gilipollas un buen rato después.
Pues todo eso se vino a mi recuerdo en lo que tardo Manzanares (ahora sí, el hijo) en recorrer los tendidos 2 y 3 en su gloriosa vuelta al ruedo.
Nada más que por eso, pensé, tenían que haberle concedido el rabo.
Dedicado a Juan Antonio Vargas, mi amigo, y una de las personas que conozco con más paladar para las cosas del toreo.
P.D. La foto del día 30 es de mi hermano Julio. Tomada desde una fila 6 de tendido y con la escasa luz del momento, Trofeo Manolete para él también. La otra es de Fredrik Hagblom.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso post, lleno de detalles, toreria y sensibilidad.

No tengo más que felicitarle y gritarle un !ooooolé! como el que crujió la plaza de Linares en el par de banderillas de Curro Javier.

Saludos
Luis R.

Anónimo dijo...

¡qué recuerdos! ¿ón quién alternaaba Manzanares aquella tarde? ¿Jpselito, quizás?
T.V

Picatoste dijo...

Además del color del terno, exite otra coincidencia curiosísima. En ambas faenas sonó el mismo pasodoble: Corazón Gitano, de José María Martín Domingo. Palabra de Salvador Santoro,...¡amen!
Saludos. Paco.