En las fotos, la organización le da un detalle a un montero. Abajo, el testero del13 del Moral.
Me encanta montear esta finca. De la mano de la extinta Monteros de Tradición tuve la ocasión de conocerla en profundidad y cuando surgió la posibilidad de despedir mi temporada allí, me apunté con ilusión aunque con la prudencia debida cuando de montear a los marranos se trata.
Tenía yo varios puestos en la cabeza que me hubiera gustado ocupar pero la suerte puso en mi mano el 13 del Barranco del Moral. Buena zona, a priori, en el eje central de la finca. El puesto, un testero no excesivamente enmontado con tiradero de media distancia y a mi espalda, aquí sí, una pared muy apretada de monte alto y jara. Divisaba además parte del tiradero del 12 y algo más arriba del barranco. Lo único feo del puesto era el número.
No se movió un rabo en los primeros minutos y hubo que esperar a abrir los carros para que se "encendiera" la mancha.
No le quitaba yo la vista a un recodo del arroyo que tenía a mi derecha con un apretón de jara y lentisco y en cuanto llegó el primer puntero confirmó mi intuición cantando de parado un marrano. Esperó el can refuerzos e iniciaron la carrera que cruzó mis dominios por la parte más alta del pandero donde no pude ni ver al cochino que terminó cumpliendo al puesto número 12 que estaba firmando una mañana de campeonato.
El tiroteo no era especialmente intenso pero si muy uniforme y continuado al paso de las rehalas. Las carreras al cervuno entretenían la mañana hasta que los perros dan con otro guarro por encima de mi. Se le oye gruñir hasta que lo empujan hacia abajo muy cerca de mi posición pero sin ver nada entre el montarral que me rodea. Se me salen los ojos de sus órbitas y el corazón por la boca cuando intuyo las patas del animal cruzar el carril de un salto y dirigirse a la caja del arroyo. Va pidiendo fuego el marrano pero si repecha, lo voy a tirar a placer. Me asiento sobre los pies y me perfilo esperando que aparezca dándome su lomo. "Lo voy a dejar frito a 70 metros, ¡seguro!" Con el rifle encarado oigo las piedras del arroyo, pasan unos segundos y ...¡Pammmmmmm! El puesto 12 vuelve a tirar. El animal encuentra más cobijo en el arroyo y decido no repechar sino remontar el cauce cumpliéndole a la pareja cordobesa que ya abrochaba el tercero de la mañana. Aun les quedaría abatir un marrano grande con buena boca a última hora que me hizo albergar ingenuas esperanzas de que lo fallaran y me entrara. No fue así y me tuve que volver con un cero en mi cuenta pero con la sonrisa en la cara.
La montería se había dado muy bien y subieron a la junta 41 marranos, un par de gamos y un venado que sólo vieron los valientes que aguantaron el chaparrón. Excelente resultado para una finca que no es una "especialista" en los marranos pero se notó que estaba muy trabajada. La rápidez del sorteo y la pronta salida de las armadas también reforzó la buena primera impresión que me ha causado Cinegética Cordobesa. Jóven y pujante organización de monterías muy recomendable.
Muy buen rato, en definitiva, con muchos amigos de Serreños, con quienes me reencontraba después de algunas temporadas, y ya pensando en la temporada 2017-2018 que está ahí, a la vuelta de la esquina.
3 comentarios:
Tuve la suerte montear también el domingo en Los Rasos. Es una pena no conocerle personalmente
ya que me hubiera encantado saludarle y animarle a seguir escribiendo. No me pierdo ninguna de sus entradas en el blog al que accedí por casualidad.
Un saludo.
Muchas gracias por seguirnos Manuel. Aquí tiene usted su casa para cuando quiera comentar cualquier tema.
La próxima temporada seguro nos pondremos cara el uno al otro.
Saludos.
Paco Mas.
P.D. Por cierto, ¿Qué tal se le dió a usted en Los Rasos?
En la linde del Piruetanar, un cochino grande con el que anduve torpe con el rifle pero hábil con el cuchillo y una marrana muy hermosa que le cobré a mi padre cerca de las cuatro de la tarde. Como siempre el último en la comida.
Nos vemos la temporada que viene.
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