Mucha expectación había despertado Magaña y en el último mes, el boca a boca funcionó hasta hacer crecer las dimensiones de la montería: 1300 hectáreas, 80 puestos y 33 rehalas.
A pesar del tamaño y el aforo de la montería la organización, a cargo de la Agencia de Medio Ambiente y Agua, fue correcta y se movilizó tanto a monteros como a ojeadores con razonable órden y prontitud. A mejorar, la ubicación de alguna postura, alguna rehala que se dejó algún terreno por cazar y la gran cantidad de puestos que había.
A pesar del tamaño y el aforo de la montería la organización, a cargo de la Agencia de Medio Ambiente y Agua, fue correcta y se movilizó tanto a monteros como a ojeadores con razonable órden y prontitud. A mejorar, la ubicación de alguna postura, alguna rehala que se dejó algún terreno por cazar y la gran cantidad de puestos que había.
No necesitaba mejora nuestro puesto, el más bonito de la traviesa que nos tocó, que tenía por tiradero un testero amplio enfrente y a derecha e izquierda disfrutaba de buenas vistas del ojeo.
Además de mucho cervuno, por la postura pasaron dos marranos. uno listo y otro menos. El listo, entrando por donde más monte había, tapándose y a velocidad de vértigo, se fue a criar. El menos listo, a media falda, por medio de un limpio y con marcha cochinera, se quedó en el sitio.
Además de mucho cervuno, por la postura pasaron dos marranos. uno listo y otro menos. El listo, entrando por donde más monte había, tapándose y a velocidad de vértigo, se fue a criar. El menos listo, a media falda, por medio de un limpio y con marcha cochinera, se quedó en el sitio.
Ese fue el resultado del puesto, bastante divertido por cierto, en cuanto a números. En lo que no se puede medir, tuve un puesto mejor aún por compartirlo con un reciente amigo, Ramón, que tiene una categoría humana y cinegética enorme y con quien disfruté de un día magnífico. En su honor, y para combatir el desapacible tiempo le dimos matarile a media botella de tinto escoltada por un buen chorizo, una caña de lomo rica aunque algo dura y un queso, ese sí, de primera división.
En la junta, tras una correcta comida, el tiempo se torció aún más y la espantada fue general por lo que pocos pudieron contemplar el gran resultado cosechado por la Agencia en Magaña: 83 marranos con tres bocas buenas y otros tantos navajeretes más y un puñado de ciervas.
Kiko Guardia y Juan Ramón Delicado fueron los más afortunados con dos buenos marranos en el mismo puesto en preciosos lances. No menos espectacular fue el doblete que firmó Juán Galán o el record de "desenfundar y cargar" que batieron Talo y su acompañante para matar dos marranos a las 3: 40 cuando ya tenían el morral colgado a la espalda. Otro que no cabía en el coche era Guillermo: Triplete con cuatro balas. ¡cualquier cosa!
En "Hojaldres Moreno" terminó la jornada entre café, Colacao y alguna copa que otra.
Esto se acaba señores.
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