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jueves, 22 de julio de 2010

En defensa del reclamo.

En la foto, el presidente de la FAC y el representante de Jauleros Andaluces. Os copio una nota de prensa recibida de la Federación Andaluza de Caza:
Ante la Carta de Emplazamiento remitida por la UE al Reino de España y sin perjuicio del trabajo que está desarrollando la FAC conjuntamente con la Consejería de Medio Ambiente para la defensa de esta modalidad, tanto la FAC como Jauleros Andaluces entienden conveniente recabar el apoyo social a esta modalidad tan tradicional a fin de defenderla de los injustos ataques que recibe.Fundamentalmente, la campaña consistirá, en primer lugar, en la recogida de firmas que luego se elevarán a la Consejería de Medio Ambiente para que disponga de ellas como estime más conveniente; y en segundo lugar, obtener el apoyo de los Ayuntamientos andaluces mediante acuerdos plenarios en apoyo a la modalidad que, igualmente, serán elevados a la Consejería de Medio Ambiente para que los utilice en defensa de aquella. Desde la FAC, animamos a los cazadores en general, y a los jauleros en particular, para que se sumen a esta iniciativa que únicamente persigue la DEFENSA DEL RECLAMO ante la Carta de Emplazamiento de la UE y el peligro de su posible prohibición como modalidad cinegética.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joé con las prohibiciones!

Picatoste dijo...

A cuatro días de que se vote en el parlamento catalán la prohibición de las corridas de toros, y coincidiendo con un verano abundante en ataques (¿por qué no llamarlo así?) a la caza por parte de las administraciones, os recuerdo un artículo que escribí en este mismo blog en el mes de Mayo titulado "La verdad de los refranes".
http://torosycaza.blogspot.com/search?updated-max=2010-05-25T20%3A53%3A00%2B02%3A00&max-results=7
Este es el enlace o simplemente retroceded abajo, en el enlace de "Entradas antiguas", hasta que lo enconteris.
No iba muy desorientado.

Anónimo dijo...

pues la perdiz pardilla (su caza, claro) se ha prohibido en Cataluña. El único sitio donde se podía cazar.

Anónimo dijo...

Como nuestra bendita afición está considerada "politicamente incorrecta", por eso entre sociatas y ecolojetas nos la quieren quitar. No le demos más vueltas, van a por los cazadores igual que a por los taurinos.
Saludos, Fernando Serrano.

Anónimo dijo...

Bueno, pues los toros en Cataluña...¡al charco!
Vamos a espabilar

JUAN EUGENIO ORTEGA dijo...

Querido amigo Picatoste

Adjunto te envío el artículo de nuestro querido Mariano Aguayo sobre los toros pueblicado en el Diario Córdoba y en su página web. No se puede decir tanto con tan pocas palabras,

OTRO PALITO A LA LIBERTAD

Dicen que dijo Voltaire: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo". Puede que la cita no sea cierta pero las atribuciones apócrifas suelen encajar muy bien en el personaje. Sea como fuere, a mí siempre me ha parecido la expresión perfecta del respeto a la libertad del otro, algo que tanto se echa hoy de menos en este tan revuelto ruedo ibérico.
Perdonen que pueda ser reiterativo, porque en estas mismas páginas criticaba hace unos días la nefasta manía de prohibir que tanto place a nuestros jerarcas. Pero es que los sucesivos recortes a nuestras libertades se van extendiendo como aquella Hidra Lernea cuyas cabezas se multiplicaban conforme Hércules las iba cortando. Ahora, tras otras muchas prohibiciones de hechos culturales cuyos orígenes se pierden en la memoria de los tiempos, da el Parlamento de Cataluña en la flor de acabar con las corridas de toros.
Probablemente, la vieja cultura que lleva a lidiar –combatir- al hombre con el toro bravo, ajustándose a unos cánones estéticos siempre al borde de la exquisitez, es lo que justifica que el animal muera en la plaza. Como justifica el sacrificio de la ternera el consumo de su carne. O la tortura a que se someten las gallinas en batería garantiza que haya huevos en el mercado. Y es que el hecho de que el hombre se sirva del animal es algo que entra dentro de los cánones morales desde que el mundo es mundo. Aunque, en lugar de las finuras de la tauromaquia, la costumbre popular lleve a algo tan tosco como el correbous catalán que, por cierto, a nadie se le ha ocurrido prohibir.
Ahora, los enemigos de los toros, del correbous, de la caza o de la pesca tienen fáciles aliados, ya que pertenecemos a una sociedad de urbanitas sensibleros y cursis que ha perdido de vista sus orígenes rurales. Ya nadie ve matar un pollo o un cerdo. Esas son cosas obscenas –en el sentido latino: fuera de la escena- que sólo pasan en el recato de los mataderos industriales. Y no parece sino que a la mesa lleguen los solomillos o los pollos asados por arte de birlibirloque, sin que nadie haya molestado para nada a los pobres animalitos. Y si se han visto las dengosas películas de Walt Disney en que a conejos y ratones se les otorga voz y sentimientos, pues eso, que nos echamos a llorar. Se le ha dado tan completamente la vuelta a la razón que se prohíben las corridas porque muere el animal, no porque, cosa no tan infrecuente, muera el torero.
Pero tengo yo para mí que a los políticos los animales les importan un pimiento. Como para todas sus cosas, antes de opinar, se pasan muchas horas mirando de reojo al personal a ver si pueden ganar o perder un puñado de votos. Pues si estos políticos no quieren ir a los toros, cazar o pescar ¿por qué no se quedan en su casa, les sugiero que leyendo a Voltaire a ver si aprenden algo, y nos dejan a los demás hacer lo que nos dé la repotente gana?
El pueblo elige sus diputados y, si estos deciden suprimir las corridas, pues muy bien, qué le vamos a hacer. Nos aguantaremos sin otro pedazo de libertad. Por aquí abajo ofreceremos nuestra hospitalidad a los aficionados catalanes. Pero duele perder parte de la Fiesta y seguro estoy de que, al conocer la noticia, "los toros de Guisando, casi muerte y casi piedra, mugieron como dos siglos, hartos de pisar la tierra".